lunes, 15 de septiembre de 2014

Capítulo 64: Errare humanum est.

14 de Noviembre 2013.
Florianópolis.

Finalmente, como dije ayer, me quedé en Floripa un día más para disfrutarlo con Marcelo y su familia. Me dirigí a su encuentro en el lugar acordado y.... Marcelo no aparecía. Estuve esperando en aquella gasolinera cerca de 2 horas, pero finalmente no compareció nadie. Pensé que quizás había tenido algún contratiempo con su familia, ya se sabe; la niña pequeña, la esposa embarazada... ese tipo de cosas suelen pasar. Y como no disponía de celular con el que llamarle, y tampoco del número de teléfono para usar una cabina, decidí regresar al hostel. Desde allí le envié un mesaje vía Facebook contándole de mi espera infructuosa.
Seguidamente Marcio, el dueño del hostel, me contó que hoy fumigaban el local y que me habían reubicado en otro cercano, así que tuve que hacer el equipaje y dirigirme a mi nuevo alojamiento, cercano a una de las playas. Allí, ya por la tarde después de comer, volví a conectarme al Facebook para descubrir con horror el mensaje de respuesta de Marcelo: al parecer me había equivocado de gasolinera ésta mañana: en vez de Barra da Lagoa, como habíamos quedado, resulta que estuve en otra bastante más alejada... y ellos también me estuvieron esperando una eternidad sin posibilidad de contactar conmigo. Me disculpé con él y su familia por mi torpeza, prometiéndole que algún día, quizás al final de éste viaje, enderezaría mi error visitándoles en Tocantins, en la reserva indígena donde trabajan y habitan. 
Realmente ésta estupidez mía me deja una espina clavada muy hondo....




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