jueves, 4 de febrero de 2016

Capítulo 78 - Rumbo a la Patagonia.

10 de Diciembre 2013.
Viedma/Carmen de Patagones.

Etapa 20: Buenos Aires - La Plata - Tandil. 446 km.

Etapa 21: Tandil - Sierra de la Ventana. 330 km.

Etapa 22: S. Ventana - Viedma. 393 km.

Bien, pues ya estoy de metido hasta el zancarrón en harina. Hasta ahora, en los alrededor de 6000 km que llevo con la Pretinha desde Río de Janeiro, siempre había algo de civilización en las cercanías. Todo eso se terminó. Ahora hay que calcular el combustible porque las gasolineras están muy separadas en la distancia y mi tanque sólo tiene 11 litros, osea, para 200 km más o menos. Además es más dificil encontrar internet, y como no tengo ningún dispositivo WIFI, me es más difícil escribir éstas crónicas al día. Así que voy a resumir un poco lo que han sido éstas 3 etapas desde Buenos Aires:

Había quedado con mis colegas australianos, Mark & Sanne, en la ciudad de La Plata, a unos 75 km de la capital, ya que ellos estaban alojados allí en el apartamento de otro contacto suyo. Salimos de allí hacia el sur y lo más reseñable del día fue el bochornazo que hizo, unos 35º a la sombra, lo que provocó que a última hora, ya llegando a Tandil, nos pillara una tormenta de rayos, truenos y centellas. Bueno, también fue destacable el piñazo que se dió Sanne al tomar una curva y pisar un charco en una población. Sin consecuencias físicas ni psíquicas. Acampamos en un camping al lado de un lago con un dique, una bella estampa.

El segundo día decidimos tomar una ruta alternativa para no aburrirnos. Es increíble lo monótono del paisaje por éstos lares: llanuras inmensas, sin nada alrededor; por eso nuestro objetivo fue llegar a las cercanías de Bahía Blanca por en medio de una zona de media montaña, denominada Sierra de la Ventana. Nos costó llegar a la parte divertida, pero al final conseguimos disfrutar un poco con las curvas y algunas cuestas. También pernoctamos en otro camping del lugar.

Hoy, tras la pequeña tregua que nos brindó ayer el tiempo más "fresco" (unos 25º de media), amaneció el cielo azulísimo y pronto se dejó notar el calorazo. No he visto ningún termómetro, pero podría asegurar que se ha acercado a los 40º... Para más inri, salvo los 30 km iniciales para salir de la sierra, hoy tocaba más Pampa; paisajes insulsos y carreteras soporíferas. Menos mal que voy con ésta gente porque sino yo creo que me dormía encima de la moto. Hemos llegado agotados por el calor y la monotonía a Viedma, que me ha sorprendido lo bonito del sitio. Además nos disponemos ahora a acampar en una zona de camping libre, esto es, por la cara, en un enclave precioso: en la ribera del río Negro, que tiene un caudal considerable, casi bajo un gran puente del ferrocarril. Toda la ribera es una zona de baño, y hasta ahora estaba atestada de niños nadando.

Mañana creo que nos dirigiremos a Puerto Madryn, en la península de Valdés, donde pasaremos 2 días recorriendo la zona viendo pingüinos, leones marinos y espero que alguna orca o ballena.


En la ciudad de La Plata, catedral.
Tormenta llegando a Tandil. Sí, eso es un rayo.
Refugiándonos de la tormenta.
Camping en Tandil.

La pampa argentina. Rectas interminables.
Un descanso a la poca sombra que encontramos.
Camping en Sierra de la Ventana.

Oficialmente entramos en la Patagonia.
Puente del ferrocarril sobre el río Negro, Carmen de Patagones.
Hermosísima puesta de sol sobre el río Negro.
Un lugar de ensueño para descansar hoy.

Capítulo 77: Fané y descangayado.

8 de Diciembre 2013.
Buenos Aires.

Os paso a relatar un poco lo que han sido éstos 4 días en la capital de Argentina, ya que mañana nos dirigimos hacia el sur, a la Patagonia atlántica.

Después de instalarme en el rebuscado hostel, que no sé ni el nombre del establecimiento, ya que no lo especifica por ningún lado pero está situado al parecer en el exclusivo barrio de Palermo, me he dedicado básicamente a reponer fuerzas y pertrechos para la moto, poner en regla algunos asuntos del seguro en la oficina central de la agencia, cambiar moneda y visitar el centro de la ciudad. Ésta ciudad es inmensa, tiene unos 10 millones de habitantes sin contar todo el área metropolitana, con la cuál se acercaría a los 20. Aquí en el centro las calles y avenidas son amplísimas; por ejemplo, la cercana Avenida Córdoba tendrá como 8 o 10 km. de longitud y con 4 o 5 carriles para cada sentido de la marcha. El problema que tienen para la circulación es que no hay líneas que delimiten los carriles y que hay semáforos cada 200 m. En éstas condiciones y con la densidad de vehículos en horas clave, el resultado es un caos monumental. Al menos en moto se hace mucho más llevadero, pero también más peligroso para la integridad física de uno. 
Me comentaron que para cambiar euros y dólares a buen precio, lo mejor es ir a Las Cuevas. Se trata de una calle peatonal adyacente a la Avenida 9 de Julio, donde ésta el enorme y famoso obelisco, y que es una de las calles más anchas del mundo. Aproveché para viajar en el metro, o "subte", como lo llaman aquí, y además del obelisco, visité los exteriores de la Casa Rosada, la Plaza de Mayo, la Catedral de estilo neoclásico, el Congreso de la Nación...

Tenía que comprar algunos recambios para la Pretinha, así que me dirigí a la Av. Puyrredón, donde me dijeron que había numerosos establecimientos dedicados a la moto. Quería mirar la posibilidad de instalar una pantalla deflectora de metacrilato para el viento, así que pregunté en una tienda, donde me sacaron la única que tenían. 

- ¿Puedo probarla a ver si vale en el manillar de mi moto? la tengo ahí fuera mismo...
- Si claro, por supuesto.

Salí, la probé y entré de nuevo.

- Lo siento, no me sirve, los anclajes no encajan bien con la forma del manillar...
- Pero entonces, ¿no la vas a comprar? ¿para eso me hiciste sacarla del envoltorio, flaco?
- A ver... ¿cómo quieres que te la compre a ciegas? Antes tendré que comprobar si me sirve o no, lo he hecho y no me sirve, qué hago ¿te la compro y después la tiro a la basura?
- Ché, aquí no hacemos así las cosas...
- No sé si las haréis de otra forma o estás intentando quedarte conmigo, pero es de sentido común probar una pieza antes de pagar o no por ella...
- Pero me hiciste perder mi tiempo flaco, y...
- Y tú el mío campeón, venga, gracias por nada.

Por lo menos compré un par de alforjas de cordura, pero fue en la tienda de enfrente.

Ya ayer, mis amigos Mark y Sanne, que estaban alojados de couchsurfing en un piso de Villa Crespo, contactaron conmigo para invitarme a una salida nocturna. Ellos ya habían estado anteriormente en Bs.As., cuando llegaron procedentes de Europa, y conocían un local de baile de tango, donde querían llevarme. Después de unas cervezas en el Antares de Palermo, nos dirigimos al sitio. Su nombre era La Catedral, al parecer un local muy famoso y visitado de la capital, pero al menos por fuera no lo parecía. Una puerta cualquiera, una mesa de camping y un señor para cobrar entrada. El interior ya era otra cosa: suelos de madera, un ambiente oscuro y añejo, una decoración que no sabría cómo describir.... con una gran foto de Carlos Gardel y un enorme corazón colgando del techo. Nos sentamos en una mesa y allí cenamos, bebimos y nos empapamos de tango. Cabe decir que ninguno de nosotros se atrevió a salir a la pista, porque sin duda hubieramos hecho un ridículo espantoso, tal era el nivel de los que sí se arrancaron. Pero nos lo pasamos genial, y les estoy muy agradecido a mis amigos por llevarme allí a vivir esa experiencia.


El Obelisco, en la Av. 9 de Julio.

Metropolitano de Buenos Aires.

La Casa Rosada.

Fachada del Banco de la Nación.

Plaza de Mayo.

Catedral de Bs. As.

Guagua frente al Congreso.

El Congreso de la Nación Argentina.

Barrio de Palermo.

Unas cervezas en el Antares de Palermo con mis amigos.

Parejas bailando en La Catedral del tango.

Ambiente añejo en La Catedral.

El gran corazón colgante de La Catedral.

También se arrancaron con unas milongas.



Capítulo 76: No tan Buenos Aires.

4 de Diciembre 2013.
Buenos Aires.

Etapa 19: Colonia del Sacramento (Uruguay) - Buenos Aires (Argentina). 480 km.

Ayer martes lo pasamos Mark, Sanne y yo visitando el pueblo de Colonia del Sacramento, que es precioso pero tampoco para tanto la verdad, y poniéndo todo a punto para la jornada maratoniana de hoy. Nos confirmaron que cruzar el Río de la Plata en barco nos costaba unos 80 euros a cada uno, una barbaridad, así que optamos por la carretera y manta cruzando la frontera por Fray Bentos, 200 km al norte. Preparamos bien las motos; cambio de aceite incluído para la Pretinha y estudiamos bien la ruta a seguir. 
Hoy por la mañana tocaba madrugar bien, desayunar bien y estirarse bien. Hecho. Salimos. Camino a Fray Bentos, carreteras estrechas y vacías: bien. Un poco de diversión. Un almuercito en una gasolinera, repostaje y adelante, que la frontera está cerca. Llegamos a las garitas y preparamos todos los documentos. Yo me temía lo peor con el tema del seguro: en Brasil no me hicieron la Carta Verde y los primeros días en MVD tuve que buscarme la vida para conseguir que una aseguradora argentina me hiciera un seguro on-line, y mientras me preparan todos los papeles oficiales me mandaron por mail una Carta Verde provisional de Mercosur, sobre la cual tenía mis dudas sobre su autenticidad, pero todo el mundo ha tratado de tranquilizarme diciéndome que no hay ningún problema, que todos son así... Bueno, pues en la aduana ni me piden la dichosa hoja verde, ni me preguntan por ningún seguro de la moto. Peeeero.... (música de acojone total). El tío de la aduana uruguaya, con cara y voz de mala ostia, me dice que mi documento de propiedad de la moto no es válida porque yo no vivo realmente en Brasil. Cuando le voy a contestar que él no puede decir eso de un documento oficial, sellado, autentificado y confirmado por el único órgano competente para designarlo, que es el Detran brasileño; me interrumpe espetándome que eso a él no le importa y que si intento entrar de nuevo en Uruguay con la moto, me la inmovilizan por siempre jamás de los jamases.

- Bueno, tranquilo... le garantizo a Ud. que no volveré a Uruguay en ésta moto. Ahora bien, lo que yo quiero es entrar en Argentina, no en Uruguay, ¿me sella el papel de salida si es tan amable? Gracias.

Me dirigí a la ventanilla del funcionario argentino donde me esperaban Mark y Sanne, que les estaban sellando todo. Me miraron y vieron mi cara de póker...

- Qué, ¿todo bien?
- Ahora veremos...
- Pero qué te han dicho del papel de propied...
- Ssssshh... ahora veremos....

Yo ya me veía sin moto, durmiendo en alguna oficina en tierra de nadie, como Tom Hanks en La Terminal, pero vestido de motorista y un montón de mochilas a mi alrededor.
Pero, oh milagro, el funcionario argentino no puso pega ninguna a la entrada de la Pretinha en el país maradoniano. 
- Buen viaje ché....
Los minutos siguientes fueron de una tal euforia, que casi no me acuerdo bien. Sé que cruzamos un puente inmenso sobre el río Uruguay y yo iba al frente levantando el puño en señal de triunfo y lanzando "yíjas" al aire mientras Mark me filmaba con la cámara de su casco...
Paramos a comer unos 25 km más adelante ya en territorio argentino, en Gualeguaychú, en un parque precioso al lado de un río, y les conté toda la movida anterior mientras reponíamos fuerzas para lo que venía: 200 km de recta sin nada atractivo para la vista, y los 70 finales de entrada en Buenos Aires. 
El primer tramo lo hicimos a machete, Mark tirando y Sanne y yo siguiendo el ritmo. Había ratos que el aburrimiento provocaba más de un bostezo de sopor.... La emoción llegó cuando se divisó a lo lejos otro puente gigantesco, sobre el no menos impresionante caudal del río Paraná, que estaba ya en su desembocadura. Tal es el tamaño de su delta, que pasamos otro puente de similares dimensiones unos 20 km más adelante sobre otro de los brazos fluviales de dicho delta.
Seguidamente a eso, empieza la fiesta: la autovía de 2 carriles pasa a ser de 3, y más adelante de 4, y un poco más adelante de 5.... Estamos en Buenos Aires, una mastodóntica ciudad de 13 millones de habitantes sólo en el centro. El área metropolitana incluída son unos 20 y pico millones. Un poco menos que Sao Paulo, pero BA es más extensa en superficie.
Llegados a éste punto, debía separarme de mis ya amigos para siempre Mark y Sanne, pero con el compromiso de estar en contacto por Facebook para, si todo va bien aquí, dentro de 4 días poner de nuevo juntos rumbo a Bahía Blanca, desde donde ellos se dirigirán a Ushuaia y yo a Bariloche, en la Patagonia.
Me dirigí ya sólo por el centro de Buenos Aires al hostel que tenía apuntado y llegué sin problema ninguno. Pregunto por un cuarto comunitario para dormir y me dicen que está todo ocupado. Vaya, qué contrariedad. Es la primera vez que me pasa en todo el viaje desde Brasil hasta aquí. Bueno, da igual, tengo tiempo, son sólo las 6 y media de la tarde y quedan 2 horas y media de luz.... Me dirijo a otro cerca tras previa indicación del chico del anterior hostel. También ocupado. Ostia qué raro... 2 hostels ocupados el mismo día... las puertas cerradas a cal y canto... me atienden tras una reja... no pone nada indicando la presencia del hostel.... Bueno, vamos al siguiente varias cuadrás más allá. 

- Es que no está el encargado...
- Pero, y tú?
- Yo me hospedo aquí...
- Bueno, pero podrías abrirme para meter el equipaje y ya haré el papeleo con el encargado cuando venga...
- No puedo, es que le tienes que llamar por teléfono antes...

Algo huele mal en Dinamarca...

Ya de noche, recorriendo en moto el centro de Buenos Aires, que es la mayor locura de tráfico que he visto y vivido en mi vida (sí, mayor locura todavía que en Río de Janeiro), visité en total 7 u 8 hostels y en todos no había sitio o ponían alguna otra excusa. Voy a relatar al detalle lo ocurrido con el último:

- Hola tío, es ésto un hostel ¿no? ¿sabes si hay alguna cama disponible?
- Ah hola, sí, he visto alguna vacía pero yo me hospedo aquí, espera que llamo a la encargada...
- Hola buenas noches, quería una cama para dormir...
- Ayyyy... pues es que no tenemos libres... Pero hay otro hostel en....
- No me digas eso, que hoy me he metido 500 km en moto y vengo desde Belgrano preguntando en hostels y todos me dicen lo mismo, me indican otro mas allá, el cuál me dice exactamente lo mismo que tú ahora...
- Pues ya lo siento pero...
- A ver... ¿es que tengo mala cara o algo? Mira, me quito el pañuelo de la cabeza, ¿ahora parezco menos delincuente? Por favor, sólo quiero dormir, me da igual que no tengáis camas, me basta un colchón... qué ostias, me basta un cacho de suelo porque ya tengo un colchón inflable... Te juro que como me digas que no me pongo a llorar aquí mismo en la calle porque ya no sé que hacer....
(5 segundos eternos de incertidumbre después)
- Bueeeno, voy a mirar a ver si han cancelado alguna reserva...

Y, por alguna casualidad que prefiero ignorar para no hacerme mala sangre, había una cancelación en un cuarto compartido....

Os saludo desde Buenos Aires, capital de la Argentina. Espero que lo hayáis disfrutado. Yo lo he sufrido... pero mañana sonreiré al recordarlo.



Un descanso para comer en Gualeguaychú, nada más entrar en Argentina.

Puente Internacional Libertador General San Martín, sobre el río Uruguay. La otra orilla es ya suelo argentino.

Otra vista del espectacular puente.