miércoles, 25 de junio de 2014

Capítulo 53: Como la princesa y el guisante.

2 de Noviembre 2013.
Etapa 8: Curitiba - Guarapuava. 265 km.

Esta mañana, tras despedirme en el hostel Curitiba Backpackers de mi colega Fernando Vicencio, quien me dió muchas referencias de hostels y gente a quien cambiar moneda en Puerto Iguazú (lado argentino de las cataratas), me puse en marcha con la Pretinha.
Paré en la gasolinera cercana para comprar un litro de aceite y ajustar la presión de los neumáticos y observé que allí al lado se encontraba una cuadrilla de txabales alrededor de 2 choppers y por sus atuendos les identifiqué como moteros. El parche de "Forasteiros Motoclub" en toda la espalda de un chaleco vaquero fue bastante revelador. Fiándome todavía más de mis habilidades detectivescas, deducí también que estaban de gaupasa con una borrachera del 15, por sus latas de birra en la mano y sus bamboleos de un lado a otro. Me acerco a ellos y les cuento que voy para Iguaçú, que voy a parar en Guarapuava y que si conocen algún lugar donde dormir barato allí. Me balbucean que me puedo quedar a dormir en su local allí en Curitiba sin problemas. Insisto en que salgo ya a la carretera y que no puedo quedarme más en la ciudad, pero que moito obrigado tal y cual... Tras su decepción vino el típico pero necesario interrogatorio: de donde era, qué hacía, a donde iba, etc... Mis respuestas standard: de Bilbao, Basque Country; estoy viajando en moto por América del Sur, ahora a Iguaçú... Se pusieron muy contentos, me dijeron que era un "guerreiro", me felicitaron efusivamente y me invitaron a visitarles cuando quisiera, que ya era un "Forasteiro" más... Sólo les faltó nombrarme caballero en plan con golpes de espada en hombro incluídas... Me despedí de ellos y salí zumbando a pillar la BR-277. Tenía ya el mapa mentalmente estudiado, así que ningún problema. Salir de Curitiba dirección Ponta Grossa por autovía, desvío a Palmeira por tramo de carretera general y todo para adelante. No ha sido en ésta ocasión tan divertido el viaje como en otras ocasiones; casi todo el camino eran rectas larguísimas con muchos cambios de rasante, además de que se nota ya algo de cansancio y sobre todo me ha salido un grano en la nalga izquierda que me está jodiendo bien. Voy a tener que comprar pañales o algo que amortigue tan delicada zona de contacto... 
Total, que paré a medio camino para coger fuerzas con un par de sanwiches que llevaba preparados desde el hostel, en una localidad llamada Irati. Era un pueblo sin mucho movimiento, me metí en el centro y comí en un parquecilllo enfrente de una bonita iglesia. 
Quedaban unos 100 km para Guarapuava que recorrí sin mayores complicaciones, salvo las dermatológicamente comentadas antes. 
Al llegar tenía que buscar un hotelillo o pousada barata donde poder planchar la oreja ésta noche, pero gracias a un argentino malabarista al que pregunté en un semáforo, encontré un hotelucho de mala muerte en el centro en el que por 15 R$ puedes dormir y ya veremos si duchar...
Ésto es todo txabal@s, Cascavel espera mañana!







Capítulo 52: Curitiba, fría y rockera Curitiba.

28 de Octubre - 2 de Noviembre de 2013.
Curitiba.

He pasado 6 días en Curitiba y paso a relataros lo más destacable.

Para empezar describiendo la ciudad diré que, a pesar de estar a mediados de primavera y muy cerca del trópico de Capricornio, hace bastante fresquito aquí. No en vano, estamos a casi 1.000 m. de altitud, que no es mucho, pero al parecer hay un microclima raro aquí que te descoloca un poco el cuerpo. Aunque la mayoría de días han sido de sol con cielos despejados, con temperaturas muy agradables, por las noches éstas bajaban escandalosamente. Todas las mañanas, Pretinha amanecía con una buena capa de rocío.
Por otra parte, ésto ayuda a mi teoría de que cuanto más frío haga en un lugar mayor es la apreciación por la música rock. Y es que Curitiba es una ciudad muy rockera. Se nota cuando vas por la calle y observas, ya no chavales: chavalas con camisetas de AC/DC, Led Zeppelin y Black Sabbath, muchos garitos de ambiente y parafernalia rockera, gente en moto, en skate.... Todo como muy ideal californiano.
Pero a parte de ser una ciudad moderna estéticamente, también hay sitio para muchos edificios históricos como la Basílica de Nossa Senhora da Luz y muchos otros, el centro con sus calles empedradas, etc... 
Tambien mencionable el hecho de Curitiba es la tercera ciudad de Brasil con mejor infraestructura, sólo por detrás de Sao Paulo y Río de Janeiro; y un ejemplo en cuanto al concepto de ciudad ecológica, refrendado por varios organismos competentes.

Aquí he conocido buena gente tambien, empezando por Valdemir, el encargado del hostel, que ha sido muy amable en todo momento y me ha ayudado con el tema del papeleo de la moto. Fernando Vicencio, músico argentino que conocí en el hostel, y que hemos conectado gratamente. Con él descubrí buenos sitios para comer barato (y algunos buenos trucos para ligar "con las meninas" jejeje).
 El hostel fue espectacular, pero como anteriormente había intentado buscar un lugar para pernoctar por couchsurfing, sucedió que contactó conmigo una pareja que accedió a alojarme un par de días en su casa. Ellos eran Geraldo y Simone; profesor de universidad y funcionaria en la administración pública del estado de Paraná. Ha sido tal el colmo de agasajos que me han brindado, que al final me sentía como indigno o algo así. El último día me invitaron a ir con ellos en excursión a Morretes, una pequeña villa cerca de la costa, a unos 100 km de Curitiba, preciosa. El trayecto hasta allí es de ensueño; por una carretera a la que llaman "Estrada Graciosa", totalmente empedrada, que desciende en un gran desnivel de manera muy vertiginosa y empinada. En Morretes pude disfrutar, invitado por la pareja de anfitriones, de una comida espléndida en un magnífico restaurante. Fue una experiencia fantástica, sin duda.
También he podido visitar el Jardín Botánico de Curitiba, que podéis apreciar en las fotografías.

En cuanto al tema de la transferencia de la moto que quería finiquitar, ya os contaré en futuros posts.