miércoles, 11 de junio de 2014

Capítulo 51: Motocross.

27 de Octubre 2013.
Etapa 7: Ilha Comprida - Curitiba. 315 km.

Maratón de kilómetros hoy, por un trazado inesperado y en el que no ha faltado una pequeña dosis de aventura.
Para empezar, hoy tenía pensado llegar al pueblo de Guaraqueçaba y alcanzar mañana Curitiba, pero las cosas dan a veces giros inesperados.
Amaneció un día espléndido hoy en Ilha Comprida, fui a echar gasolina al puesto del pueblo y les pregunté a los empleados si se podía pillar la SP-101 desde Cananéia, otro pueblo más al sur, al que se accede por balsa desde la isla. Me dijeron que sí, que solo había que pasar la balsa y luego un puente para conectar con el continente y allí estaba la carretera que iba a Guaraqueçaba. Bien pues, abrí gas y tiré para el sur a lo largo de toda la isla. A los 20 km la primera sorpresa: se acaba el asfalto y el piso se convierte en gravilla suelta. Bueno, no pasa nada, la Pretinha puede con eso tranquilamente. Mas adelante la gravilla se convierte en barro duro con socavones en toda la calzada; comienzo a temer por las suspensiones. Más adelante el barro duro pasa a ser blando; me empiezo ya a mosquear porque la rueda trasera patina en algunos tramos inclinados y alguna vez ya tengo que parar y echar pie a tierra si no quiero irme de morros. Al de 15 km así me encuentro otra sorpresita: un letrero pone "A Cananéia 16 km VIA PLAYA". Dudas al principio, pero me acerco y veo que circulan bastantes coches por allí sin problemas, así que alla voy... A todo esto que el cielo se empieza a encapotar cosa mala. Tiro a todo gas por la playa, con el mar embravecido a mi izquierda y a mi derecha arena seca, que como meta la rueda en un descuido salgo volando, así que concentración a tope. Cojo confianza con el piso duro y meto mas gas. Una sensación cojonuda ir a 80 km/h por allí. De pronto, oh mierda, un rio cruza la playa en dirección al mar. Pensaba darme la vuelta, pero viene un coche y cruza como si nada. Pues yo también. Me mojo un poco las zapatillas y sigo palante. En total crucé unos 4 ríachuelos de playa, algunos con más caudal que otros, pero misión cumplida: he llegado a Cananéia y ahora voy a cruzar la balsa. En la balsa, una pareja de Sao Paulo me dicen para sacar fotos, ya que el enclave era francamente bello. Tras el típico interrogatorio sobre mi procedencia y tal resulta que el hombre había vivido 6 meses en Otxarkoaga por temas de currelo. Ya en el otro lado del río, paro en una gasolinera a preguntar por la SP-101 y me indican, pero al decirles a dónde me dirijo me advierten que en dirección Guaraqueçaba el asfalto se acaba y son 50 km por "trilha", esto es, camino de barro. Y amenazaba lluvia. Así que dadas las circustancias, decido forzar un poquito a mi valiente Pretinha y tirar 200 y pico km hasta Curitiba, conectando con la autopista por Pariquera-Açu y Jacupiranga. Un paseo precioso hasta llegar a la conexión, una paradita en un área de servicio para repostar y coger fuerzas y venga, qué son 200 km...
La verdad es que la autopista (Rodovía Reggis Bittencourt) estaba muy bien; no muy transitada (ser domingo también influye), unos paisajes fascinantes a través de la Reserva Natural Barra do Turvo, y 3 carriles durante muchos kilómetros. 10000 veces mejor que una autopista europea de cuyo nombre no quiero acordarme, que empieza por A y acaba por Ocho.
El trayecto, sin novedad; parando un par de veces para descansar y echar un pitillo y tal, y un poco de frío y niebla al pasar por el alto de la Reserva.
He llegado a Curitiba, que es una gran ciudad de millón y medio de habitantes, con su Down Town de rascacielos, barrios residenciales muy elegantes y, atención, conductores competentes y calles bien organizadas. La verdad, ésta zona de Brasil ya se parece mucho a Europa. Ya al entrar en el estado de Paraná me fijé que empezaban a verse bosques de pinos y tal...
Me he alojado en el hostel Curitiba Backpackers, que es barato y fácil de encontrar y mañana quiero hacer las gestiones necesarias para finiquitar la transferencia de la moto y también un cambio de aceite, que ya le toca a la pobre con casi 1400 km que lleva desde Río...












Capítulo 50: Tranquilidad y buenos alimentos.

26 de Octubre 2013.
Etapa 6: Mongaguá - Ilha Comprida. 171 km

Dónde estabamos.... ah sí, en el ciber de Peruíbe, camino a Ilha Comprida... 
Ok, decía que seguía haciendo mal tiempo... pues fue salir del ciber y ya no llovía, estaba el día iluminado y hasta hacía bochornillo. En esas estupendas condiciones agarré a Pretinha y venga, adelante. Seguí por la carretera rodando muy cómodamente y me encontré el cruce con la autopista que iba de Sao Paulo a Curitiba. Continué dirección Curitiba unos 20 km hasta la salida hacia Ilha Comprida, que desde allí distaba unos 60 km. Puedo decir que desde allí hasta mi destino han sido de los mejores kilómetros que he rodado hasta ahora, con permiso del tramo Angra - Paraty. En ésta ocasión, era una fabulosa calzada con muy poco tránsito, a través de zona boscosa, con curvas fáciles y cuestas suaves. Al llegar a un alto, se divisa la otra parte de los montecitos, que no era sino una gran valle verde, donde había gran cantidad de granjas, entre las cuales destacaba una de búfalos, que allí se encontraban apaciblemente pastando. Seguidamente crucé un gran río por una zona de gran belleza y al de poco llegue al pueblo de Iguapé, donde hay una preciosa iglesia con una plaza de estilo colonial realmente bien conservada. Mañana sacaré unas fotos porque hoy no he podido. Ilha Comprida es un complejo turístico en la larga isla frente a Iguapé, desde donde se accede por un puente previo un peaje de 2 R$ para las motos. La siguiente misión era buscar un sitio para dormir, labor que me ha costado 2 horas dando vueltas por toda la isla para encontrar la pousada más barata. Y nada, aquí estoy, con el portátil de la dueña, que no ha querido que fuera en moto hasta el centro del complejo a buscar un ciber.
Mañana más.

Postdata: La Pretinha se ha comportado como una campeona, ningún problema ésta vez, parece que ya puedo rodar tranquilo por fin. De hecho hoy me he permitido el lujo hasta de pensar mientras transitaba, incluso un par de bostezos han caído dentro del casco. Han sido días de mucha concentración desde que salí de Río...







Capítulo 49: Entrada en boxes.

25 de Octubre 2013.
Etapa 5: Guarujá - Mongaguá. 55 km.

Primer día totalmente sólo en la ruta, y no podía empezar peor: un aguacero tremendo durante toda la jornada y varios contratiempos. Empiezo...
Salgo con la intención de llevar la moto al taller oficial Yamaha que se encuentra en la calle principal de Guarujá, que lleva directamente a la balsa por la que cruzar la ría hacia Santos. Llego al taller sobre las 09:00 y me hacen unos tests para ver por qué se descarga la batería. La bateria es nueva y el regulador de voltaje también, los comprueban y dan el OK. El veredicto final: hay que cambiar el "bobinado", o sea, el alternador. Me dicen que por "1000 realillos de nada" me lo hacen por ser yo, pero que tengo que esperar la pieza. Eso son 1 o 2 dias más. Les doy las gracias más 80 reales que costaba poner 2 cables en diferentes puntos de la batería durante 2 horas y cargármela, y me piro de allí con la esperanza de poderlo reparar más barato en alguna otra ciudad.
Cruzo la balsa a Santos por 5 R$. Santos es el mayor puerto marítimo de mercancías de América del Sur. Pasan muchísimos barcos por esa ría, que en realidad es el mar que rodea las islas sobre las que están asentadas las ciudades de Santos y Guarujá. Así que me cruzo Santos por toda la playa. Una lástima del tiempo infernal, porque tenía muy buena pinta... Cruzo el puente sobre la ría occidental bajo un vendaval de lluvia y viento lateral en tramo de autovía y tomo la misma hacia el sur por la costa. Al de un rato, tomo una salida para echar gasolina y, al reducir marchas, se para el motor y el botón de encendido no va: batería descargada otra vez. Menos mal que a 100 metros había un taller. Llego allí a empujones con la intención de volver a cargarla para poder seguir al menos otro trecho más. Eran las 13:00 y hasta las 14:00 cargando. En ésto que me iba ya a marchar cuando viene el hijo de el del taller, que debía ser el experto en mecánica de motos, me pregunta que a ver qué le pasa, a dónde voy y tal y cual, y me dice que él me puede conseguir un alternador de Yamaha XT 225 nuevo e instalarlo por 460 RS. Me lo pienso un momento y accedo. Había un hotel cerca y un tremendo huracán de lluvia y viento ahí fuera... Cosas de la intuición nuevamente: el chaval se desvivió por conseguir la pieza, llamando a todo cristo, cuando la encontró fue a buscarla a toda ostia en su Honda 750 con la que caía.... Yo de mientras allí en el taller con el padre Rubens, el pinche Wanderley y una persona inclasificable llamada Ednilson, todos viendo la TV en la que echaban "Os 3 mosqueteiros".
Llegó Alexandre, el hijo, con la pieza, además de una junta de alternador extra y se puso manos a la obra. Desmonte del viejo alternador, que tenía una sección chamuscada y por eso sólo funcionaba al 30%, montaje del nuevo, estañar todos los cables, el pedal de cambio de marchas andaba flojo y me puso tornillo nuevo, el faro frontal estaba totalmente desencajado y mediante un invento suyo ya está totalmente reparado... Un genio. Al final acabamos sobre las 21:00 h. pero con la Yamaha completamente lista para seguir rodando por lo menos más tranquilamente. Por cierto que la moto ha quedado bautizada como "PRETINHA", un juego de palabras entre mi apellido y "preta" que en portugués significa "negra".
Hale, sigamos con la odisea; ahora estoy en un ciber en la localidad de Peruíbe, a 40 km de Mongaguá, siguiendo camino hacia Ilha Comprida, que dista de aquí otros 150. Hace otro día de perros, pero las predicciones dicen que mejorará según avance la jornada. Cuando llegue y me aloje os cuento la crónica de ésta etapa. Vamos allá....





Capítulo 48: Crossroads.

24 de Octubre 2013.
Etapa 4: Ubatuba - Guarujá. 215 km.

Bueno, hoy tocaba de nuevo ponerse en ruta, ya que a Suso le arreglaron la moto, al menos el tema de la junta de culata. Ayer por la noche hablando de los planes en Sao Paulo me confesó su intención de quedarse varios días en esa ciudad, ya que tiene amigos allí viviendo y necesita tiempo para estar con ellos. Mi idea era estar como mucho 2 días en esa monstruosa urbe de 20 millones de habitantes, así que fiándome de lo que me decía el seso, llamémoslo intuición, decidí no acompañarlo en su estancia paulista. En un tramo de la ruta de hoy, el camino se bifurcaba, uno a la derecha dirección Sao Paulo y otro a la izquierda, hacia la ciudad costera de Guarujá, desde donde estoy escribiendo. Pero comienzo con la crónica del trayecto:
Salimos de Ubatuba hacia las 9 y cuarto más o menos con solillo y bochorno típico brasileño, y de nuevo retomamos la deliciosa carretera costera BR-101. Ésta vez fue menos deliciosa debido a que un gran tramo hasta Caraguatatuba era todo travesía, con contínuos badenes también ya típicos de Brasil (casi parece Camboya porque son como minas, en lugar de antipersona son antiamortiguadores, antiembragues y anticonducción económica). Después ya empezamos a pillar curvas y curvas y cuestas arriba y pendientes abajo, con los fascinantes paisajes costeros de costumbre. Lástima que se levantara un viento del carajo justo cuando comenzamos un larguísimo tramo de rectas interminables, al término del cual vino la temida bifurcación donde mi compi y yo debíamos separarnos. Aparcamos a un lado del arcén, nos hicimos una foto y nos dimos un fuerte abrazo con la promesa de volvernos a encontrar en la ruta y seguirnos mutuamente por internet.
Así pues, Suso se monta en la Suzuki y.... no arranca. Me dice que le empuje en 2ª, que quiere llegar a Cubatao como sea. Le empujo y parece que arrancó, pero me tengo que dar la vuelta porque perdí mi moto de vista, que estaba aparcada atrás en el arcén y con el motor encendido. Me monto, cojo mi desvío e indico para meterme en la isleta, pero echo la vista a la derecha y ya no veo a Suso. Supongo que arrancó y tiró millas. Con lo cual ya pillo y tiro yo hasta Guarujá, que estaba a tan sólo 10 km de allí.
Al llegar, voy al hostel que previamente había mirado para alojarme, apago la moto, me instalo y al volver a arrancar la moto para meterla dentro.... tampoco arranca. A todo correr, voy a un taller y me cargan la bateria, que se habia descargado por no se sabe qué motivo. Mañana iré a la Yamaha aquí en Guarujá y a ver qué me dicen.
Y después mas ruta, hacia Ilha Comprida.