miércoles, 19 de marzo de 2014

Capítulo 16: La larga marcha nocturna.

21 de Septiembre 2013.
+03:00 Salvador de Bahía.
24º

Hoy Suso regresó de la Chapada. Me costó un poco sonsacarle sus vivencias por allí, pero finalmente me contó sobre lo espectaculares que son aquellos parajes de mesetas, valles, intrincados ríos y cascadas sacadas de alguna película, etc... También me relató alguna historia sobre los habitantes que allí moran, como por ejemplo la de un italiano que ha formado una familia y se dedican a la artesanía. 
Tras un día rutinario, al llegar la noche nos unimos a los dos alemanes, Jesco y Tobi -éste último de Berlín- y un checo amigo suyo, Pavel, para acudir a un festival que se organizaba con motivo de la llegada de la primavera en el hemisferio sur, en el barrio costero de Rio Vermelho.
Mucha gente y mucha samba, lo cual a Tobi y a mi, que teníamos gustos similares en cuanto a música y ambiente nocturno, nos producía cierto aburrimiento, por lo que decidimos bilateralmente ir a buscar aires rockeros por la zona. Platicamos un rato con un metalero brasileño, quien nos indicó un pub irlandés donde iba a tener lugar un concierto de rock 70ero. Allá nos fuimos. Al llegar nos dicen que hasta las 22:00 no da comienzo, y eran las 21:00. Tras una hora de amena espera combinada con cervezas, pagamos la entrada de 10R$ y entramos. Dentro no habría más de 6 personas, y la banda se afanaba por probar sonido. Fue después de 1 hora más de infructuosa espera que se nos terminó la paciencia y nos largamos de allí con la intención de regresar al hostel.... caminando. 
Al poco de comenzar el paseo me percaté de un detalle: un letrero indicaba 11 km hasta el centro histórico, ésto es, nuestro destino. Anduvimos un par de kilómetros cuando alguien nos saludó desde el otro lado de la calzada.... era Seyi, quien se encontraba sólo esperando el bus, y se unió a nosotros en nuestra aventura particular. Fue decididamente una experiencia inolvidable atravesar de noche Salvador de Bahía, echándonos risas durante la larga caminata.





Capítulo 15: Sol, arena y cocos; Itapuá.

20 de Septiembre 2013.
23:30. Salvador de Bahía.
24º

Hoy, Seyi y yo decidimos pasar un día de playa en Itapuá, un área costera de Salvador a unos 45 minutos en bus de Pelourinho. El trayecto en el autocar urbano fue todo menos convencional: acelerones, frenazos al límite, inclinadas salvajes en curvas... aquello traqueteaba de manera increíble, parecía el tren de la bruja.
Ya en Itapuá, nos tomamos una cerveza en un chiringo y fuimos a buscar a un amigo italiano de Seyi. No se encontraba en casa, pero sí su anciana madre, y fue un gustazo charlar un poco con ella en italiano, idioma que adoro hablar. De vuelta a la playa, escogimos un lugar cercano a una aglomeración de rocas que se adentraban en el mar, bajo la presencia de unos cuántos cocoteros. Pese a que el color del agua no era tan fotogénico como en Porto Galinhas o Maceió, era un lugar de ensueño también. Un buen baño, un poco de exposición al sol, unos bocados en un puesto de comida y de vuelta a Pelourinho, que no olvidemos que a las 17:00 se hace de noche.
Ya de vuelta, nos enfundamos las camisas blancas y salimos a dar una vuelta con nocturnidad y alevosía, como de costumbre ya. Repetimos de nuevo el show de la guitarra en Largo Pelourinho, y posteriormente fuimos a ver la actuación de un combo de samba en un local. Yo sigo sin pillarle el punto musical al estilo, pero me gusta la calma y la atención que adoptan los entusiastas de alrededor. Lo malo es que aunque me sienta muy a gusto en ese ambiente, también es verdad que al cabo de un rato me provoca sueño, así que nos dirigimos de vuelta al hostel. Allí nos encontramos con nuevos inquilinos en el dormitorio: unos alemanes llamados Jesco y Tobias. Estuvimos charlando con Jesco, de Hamburgo, que nos contaba un poco sus experiencias por Brasil, Colombia, Ecuador y Bolivia; sobre todo aquellas relacionadas con la ingesta de productos derivados de plantas alucinógenas y demás ingredientes rituales chamánicos.





Capítulo 14: Chile con carne.

19 de Septiembre 2013.
21:00. Salvador de Bahía.
25º.

Estoy adoptando ya una especie de rutina diaria que consiste en levantarme sobre las 08:00, realizar un pequeño ejercicio de yoga que me enseñó Seyi, ir a desayunar a un sitio especial de desayunos en la plaza de la Catedral, donde por 4R$ te dan un café con leche y un zumo de frutas espectacular, y seguidamente ir al ciber durante una media hora. Después de eso hay que improvisar algún plan...
El de hoy ha sido visitar un mercado en la parte baja, junto al puerto de mercancías de la bahía. Buscábamos algo de carne y pimientos picantes para el guiso que iba a preparar Seyi para el almuerzo. El mercado era el típico mercadillo de alimentos, con sus tenderetes y el género a la intemperie, pero como a lo bestia. Había momentos en los que parecía que te engullía dentro del entramado de puestos de fruta, pescado, carne, hortalizas, y artesanías varias. Entre ir, mirar, encontrar, comprar y regresar, nos tiramos casi toda la mañana, y Seyi todavía tenía que cocinar el guiso que consistía en unas alubias negras con arroz, carne de cabra y salsa de chile. Yo rehusé la salsa porque todavía creo que no tengo el estómago preparado para tales experimentos, pero en general estaba delicioso. 
Por la tarde -ya sin luz solar- fui a dar una vuelta y estando sentado en la plaza de Largo Pelourinho se me acercó el chico angoleño que acompañaba a Seyi antes de ayer tocando en la calle. Trajo su guitarra y estuvimos como 2 horas tocando, improvisando canciones y tomando algunas cervezas. Tras ésto no había mucho más que hacer y me dirigí al hostel a descansar.


Capítulo 13: Rain Man.

18 de Septiembre 2013.
23:00. Salvador de Bahía.
21º.

Hoy amaneció con el cielo encapotado y lloviendo bastante. Aunque a veces paraba, no era durante mucho tiempo, así que parecía la jornada propicia para descansar en el interior del hostel y escuchar música.
Con Seyi cerca todo es mucho más ameno. Hablamos mucho -en inglés- sobre inquietudes varias, pero el tema estrella es la música. No en vano, Seyi es músico; toca en bandas y enseña reggae, samba y otros estilos étnicos en Londres, su ciudad de residencia habitual. Dice que está aquí en Salvador para "vivir" la música que ama, ya que considera que allá en Londres sólo se dedica a interpretarla. Es un punto de vista particular, pero muy a tener en cuenta para aquellos que amamos éste arte y nos da en ocasiones por crearlo. Así, hablando y hablando, cambiamos de tema inconscientemente a otros que se van sucediendo y cuando nos damos cuenta, han pasado horas de conversación.