viernes, 5 de febrero de 2016

Capítulo 80: National Geographic.


15 de Diciembre 2013.
Trelew.

Etapa 24: Puerto Madryn - Puerto Pirámides. 92 km.

Etapa 25: Puerto Pirámides - Puerto Pirámides (alrededor de la Península Valdés). 260 km.

Etapa 26: Puerto Pirámides - Trelew. 157 km.

Alucinante lo que hemos presenciado estos días en la Península de Valdés. Un lugar casi prehistórico, con naturaleza salvaje por doquier, panorámicas de postal, y por si fuera poco, disfrutarlo montado en moto lo hace muchísimo más fascinante.

En un principio mi idea inicial era acompañar a Mark y Sanne hasta las inmediaciones de Bahía Blanca, para desde allí tomar camino de San Carlos de Bariloche; pero me convencieron para bajar con ellos hasta Valdés. Sabia decisión, thanks again guys!
Para entrar en la pequeña península, hay que pagar una entrada de 150 pesos (14 euros) en una garita situada en mitad de la carretera que recorre el estrechísimo istmo, rodando por el cual puedes ver el mar a izquierda y derecha. Ya dentro de la península, el paisaje es mitad pampa, mitad puro desierto de arena. La calzada lleva hasta el pueblito de Puerto Pirámides, donde hay todo lo necesario para estar unos cuantos días por la zona realizando excursiones: gasolinera, tiendas de comida, bares y restaurantes, hostels y un camping gratuíto, en el cual montamos el campamento. A partir del pueblo, todos los caminos son de ripio (gravilla). Mark, que es el puto amo encima de 2 ruedas, me instruyó un poco en la conducción offroad, lo cual ha sido sin duda clave para que haya disfrutado como un enano con la Pretinha. Además, el tiempo ha acompañado: sol, calor y poco viento, si bien por las noches refrescaba un poco. 

Hemos podido observar mucha fauna salvaje en libertad y en su habitat natural: leones y elefantes marinos, guanacos, armadillos, conejos, aves marinas, pingüinos de magallanes... pero el momentazo fue cuando se me cruzó un ñandú (especie de avestruz de sudamérica, un poco más pequeña que la africana) y se puso a correr en paralelo a mi moto... a 60-70 km/h! Una gozada... La pena ha sido no poder ver ninguna orca, ya que solo aparecen esporadicamente con marea alta y esos días dicho momento era sobre las 8 de la tarde en 2 puntos de la península a bastante distancia de Puerto Pirámides, y retornar de noche en ripio por esos parajes es poco menos que un suicidio. Al menos, el primer día en Puerto Madryn pudimos ver, muy a lo lejos eso sí, una ballena con su cría en medio de la bahía...

Al día siguiente era el momento de la despedida con Sanne y Mark. Iban a Puerto Madryn otra vez para comprar neumáticos nuevos y poder seguir hacia Ushuaia. Intentaron convencerme de nuevo para seguir con ellos hasta, lo que llaman, El Fin Del Mundo, pero tal y como estaba la Pretinha, mis cálculos presupuestarios y que odio el frío, ésta vez decliné la invitación. Nos despedimos efusivamente. Para mí han sido los compañeros de viaje perfectos, con un ambiente perfecto y una confianza a prueba de bombas. Mark me ha ayudado muchísimo, no sólo en prestarme todo cuanto he necesitado sino también con los muchos consejos y recomendaciones que me ha dado generosamente y que pienso seguir como si fuera la palabra de dios todopoderoso. 

Decidí quedarme 1 día más en Valdés, ya que el camping era gratuíto y la Pretinha necesitaba descansar un poco. Además era domingo, así que era tontería gastar una noche en balde en algún hostel de por ahí. Aproveché la jornada para algo productivo: construir un dispositivo que me permitiera llevar las alforjas de la moto sin que éstas entren en contacto con el tubo de escape, ya que la tela se calienta mucho y se quema el plástico del interior, y que las aguante el peso, porque hasta ahora colgaban de los laterales y podía llegar el caso que se diéran demasiado de sí. Me dirigí al taller de barcos que había en la playa, le comenté el proyecto a Jorge, el mecánico, y entre los 2 le dímos forma a una especie de rack rudimentario, cortando y soldando unos cuantos trozos de hierro sobrantes. Et voilá! Un artefacto funcional. Ahora puedo llevar un bidón de gasolina extra cuando la situación lo requiera, además de poder repartir mejor el peso del equipaje. 

He salido temprano ésta mañana de Puerto Pirámides. El sol estaba en lo alto, pero ya en la carretera se ha dejado notar el furibundo viento patagónico. Unas andanadas que llegan desde la cordillera, al oeste, y pegan de costado con la fuerza de un trolebús. Es un poco acojone al principio, pero luego ya te acostumbras a la técnica "tumbaditas en plena recta", que consiste en inclinar la moto hacia el lado por el que llega la ráfaga como si estuvieras dando una curva cerrada. Hay que controlar, no sea que pare el viento durante un segundo y te vayas lanzado a la cuneta, o lo que es peor, al carril contrario en el momento que viene un tráiler...

Al llegar a Trelew, paro en la primera gasolinera y....hey sorpresa! Mark y Sanne llegan desde Puerto Madryn. No han conseguido allí los neumáticos que necesitan y se van a quedar hoy en Playa Unión a dormir en un camping para ver si mañana pueden encontrarlos en la ciudad. El reencuentro ha durado poco, ya que yo he preferido alojarme en un hostel del centro, con duchas de agua caliente, desayuno e internet gratis, que es un gran ahorro... Hasta siempre my friends, espero algún día poder aceptar vuestra invitación de ir a visitaros a Australia. A lomos de una motocicleta, of course.




Detalle de la ruta por la península de Valdés.
Mark, oteando el horizonte.
Parece el Planeta de los Simios...
...pero en realidad era el de las Focas.
Curioso enclave para situar una... ¿portería de fútbol?
No me hubiera importado cambiar un ratito de cabalgadura, qué hermosos.
Leones y elefantes marinos tomando el sol en la playa. Parece Benidorm.
Dicen los documentales que aquí vienen las orcas a devorar focas.
Con la marea baja se ven éstas curiosas formaciones costeras.
La erosión del viento también juega un importante papel en la forma de éstas rocas.
Pingüino de Magallanes disfrutando del calorcillo.
Guanacos salvajes en estado de alerta.
Un armadillo correteando entre nuestras piernas.

La hora del adiós con Mark y Sanne, mis excelentes amigos y compañeros de ruta.
Baño matinal en la playa de Puerto Pirámides. Algo fría el agua.
Cielos siempre azules.
Jorge, el mecánico naval, con quien construí esa especie de rack para las alforjas.






Capítulo 79: A ver ballenas.

11 de Diciembre 2013.
Puerto Madryn.

Etapa 23: Viedma - Puerto Madryn. 450 km.

Saludos patagónicos, aquí comienza una nueva entrega de su serie favorita. 
Como decía ayer, hemos dormido by the face a la orilla del río Negro, que separa las provincias argentinas de Buenos Aires y Río Negro. 
Nos pusimos en marcha temprano para llegar al destino con tiempo suficiente para descansar lo más posible durante el trayecto, ya que era una gran distancia y el trazado muy aburrido: pampas y más pampas. Tras pegarle un buen bocado al mapa y bordear por el norte el golfo de San Matías, viramos de nuevo hacia el sur. Cual fue mi sorpresa cuando desde lo alto de una recta infinita se oteaba en el horizonte una pequeña cadena montañosa. Gran panorámica. En las estribaciones había una gasolinera, donde paramos a repostar y descansar. Allí nos encontramos con Charly, un argentino del sur, de Río Gallegos, casi en el estrecho de Magallanes, que se dirigía a su hogar tras un viaje en moto por su país. Nos preguntó si nos importaba unirse a nosotros hasta Puerto Madryn y por supuesto accedimos gustosos. Así, como los 4 jinetes del apocalipsis, realizamos los últimos 140 km hasta Puerto Madryn, la puerta de acceso a la Península de Valdes, paraíso natural de muchas especies de aves marinas, focas y cetáceos. Charly, que se conoce la zona a la perfección, nos guió directos a un camping. Ahora, a punto de cenar una sopita caliente, porque ya por estas latitudes arrecia el frescor, sobre todo de noche.

Con todo, mi mente tiene ya una nueva preocupación: la pobre Pretinha suda demasiado aceite, sin duda debido al palizón que la estoy metiendo todos los días de ruta desde que salí de Pelotas. En el futuro debo tener mucho cuidado....


La pampa infinita.

Monumento en Puerto Madryn.
No podía faltar una foto con nuestro guía, Charly.
La bahía de Puerto Madryn. Por ahí nadaba una ballena con su cría.
Poniendo a punto las cabalgaduras.