11 de Octubre 2013.
Río de Janeiro.
Hoy viernes hubo ciertas novedades. En primer lugar, el vacío dejado por mis amigas escandinavas lo ocuparon una cuadrilla de chavales argentinos, que venían de Buenos Aires a pasar un puente largo.
Como buenos argentinos eran muy sociables, así que, como no había planes para hoy, nos fuimos todos con Estela a la playa de Copacabana, que hacía muy buen tiempo.
Mis ganas de pegarme un baño allí se vieron colmadas a medias; sorprendentemente, el agua estaba muy fría, más incluso que la de las playas de Euskadi en verano, así que la natación no duró mucho. Los argentinos se habían traído un balón y empezamos a jugar un poco a darle patadas. No debían de estar muy acostumbrados a visitar playas, porque el balón era de puro reglamento y patearlo con pies desnudos tenía su punto doloroso, así que discretamente me retiré del juego. Es increíble lo que un argentino puede hacer cuando tiene una chica guapa delante, en éste caso Estela: uno de ellos empezó una exhibición de sus habilidades futboleras; filigranas balompédicas, gambeteos con la pelota, etc... Resultado: 2 pies hinchados y la casi imposibilidad de caminar.
Al regresar al hostel, me encuentro con un nuevo inquilino que curiosamente llevaba tatuado el escudo del Athletic en un brazo.
- Coño, tu eres vasco? - le pregunto.
- Claro, de Algorta, y tú?
- De Santurtzi!
- Ah, tú eres el colega del Suso!
Por lo visto, el otro día Suso se fue en solitario - cómo no - al Corcovado y conoció a 3 chavales vascos, les dijo que viajaba conmigo y les convenció para venir al hostel donde nos alojábamos. Sus nombres: Imanol, Iñigo e Ibai.
Por la noche, en la terraza, los colegas porteños nos invitaron a tomar con ellos y pude probar por primera vez un brebaje típico de Argentina como es el fernet-cola, que es básicamente un cuba libre pero en vez de ron le echan fernet; un licor amargo similar a los digestivos que toman en Italia después de las comidas y que tanto me gustan. Y pega....
