domingo, 20 de julio de 2014

Capítulo 62: Nervios, sudor y lágrimas.

12 de Noviembre 2013.
Florianópolis.

Hoy era el día D... de Detran. El día en que debía realizar de una vez por todas la transferencia de la moto que compré hace casi un mes en Río de Janeiro. En el momento en que hice oficial el pago al vendedor en el Cartorio (un Cartorio es una especie de juzgado civil o notario público aquí en Brasil, donde se oficializan documentos, se ponen sellos y se dan permisos varios, etc...) tenía 30 días para realizarla. Por un motivo u otro, decidimos materializar esa gestión ya en ruta, en cualquier localidad que nos pillara a mano. Desde que empezamos Suso y yo, hemos tenido otros quebraderos de cabeza que nos han desviado un poco la atención de éste tema: mi avería inicial, la avería todavía más grave de su Suzuki, nuestros puntos de vista diferentes en cuanto a la ruta y estancia en los sitios, etc... Ya yo sólo en la ruta, la primera oportunidad que se me presentó para realizar la transferencia fue en Curitiba. Al día siguiente de llegar allá, fui a un Despachante (una especie de Gestoría privada) y les expliqué mi caso. Me explicaron a su vez que en Curitiba el Detran (Jefatura de Tráfico Brasilera) no concede transferencias vehiculares a aquellas personas que no pueden acreditar ser residentes en Brasil, mediante un documento llamado RG o algo así. No vale nada más que eso, y son inflexibles, según el despachante que consulté. Al decirles que me dirigía a Foz do Iguazú y pasar la frontera de Argentina por allí, ellos llamaron a otro despachante de allí, les contaron mi caso y me dijeron muy sonrientes que todo estaba solucionado, que en el despachante de Foz me "fabricarían" el papel que necesitaba. Aliviado, ya en Foz me dirigí a ellos confiado de mi suerte... Me presento allí:

- Ola bom día, soy Aritz, el chico que tenía aquel problema con tal despachante en Curitiba...
- Ah si, siéntate por favor.... ¿traes todos los documentos?
- Si aquí están, mira: pasaporte, CPF (número de identificación fiscal brasilero que tuvimos que solicitar en Recife, porque era lo único que sabíamos seguro que íbamos a necesitar), el recibo de compra de la moto con el sello del Cartorio de Río de Janeiro, los documentos del vehículo...
- ¿Y el Comprobante de Residencia?
- (cara de tonto) eeeee.... ¿cómo dices? los de Curitiba me dijeron que me haríais vosotros ese papel, por eso vengo concretamente aquí, me dieron ellos la dirección después de hablar con vosotros por teléfono, mira...
- Ah pero es que (palabras incomprensibles para mí en portugués) y les entendí mal, ya puedes disculpar... Es que aquí en el Detran del estado de Paraná sólo les vale ése documento, sin él va a ser imposible realizar la transferencia, y te quedan 10 días para hacerla efectiva, como te pases de plazo vas a tener que pagar 150 R$ de multa... La única posibilidad que tienes es ir al estado de Santa Catarina, a Florianópolis, que en el Detran de allí les vale con una declaración firmada en el Cartorio de la persona que te aloje...
- O_o (levantándome y yéndome)

A Floripa, como sabéis, llegué el sábado a la tarde después de más de 1.000 km desde Foz. El domingo estaba todo cerrado, había que esperar a ayer. Ayer era el día en que un amigo de un amigo debía alojarme y ayudarme con el tema de la declaración firmada. Le llamé para quedar finalmente con él y me contesta que es que le ha surgido noseké y que ya no puede alojarme.... Mi salvación estaba en Marcio, el propietario del hostel Greenhouse donde me hospedo. Le comenté la jugada y me dió el OK. Hoy por la mañana me imprimiría una declaración, la firmaría y me daría una factura de la luz como comprobante de residencia, y con ello me sellarían la declaración en el Cartorio por 3´60 R$. Así fue, y con la declaración sellada me dirigí al centro de Floripa, distante 16 km, al primer despachante que encontrara. 
Entro en la oficina de uno, le explico todo el caso, le enseño todos los documentos que poseo y me dice: 
- Éste sello del Cartorio no vale.
- QUEEEEEÉ?
- Es que pone "reconocimiento por semejanza de firma", y en el Detran te van a pedir la declaración firmada "por autenticidad de firma".

10 segundos después estaba montado en la moto regresando a toda ostia al hostel para rogar a Marcio que me acompañara al Cartorio, porque su firma debía ser ante la persona que me atendía allí. 
1 hora y media más tarde, y realizada toda esa operación, vuelta de nuevo al centro. El despachante que me atendió previamente estaba cerrado, a las 12 se piran a comer, así que busqué otro que estaba abierto, justo al lado de las oficinas del Detran.

- Olá, ésto y lo otro, blablabla, tengo todo y tal, mira la declaración firmada con sello de autenticidad y toda la ostia... ¿Se puede hacer por fin la transferencia sí o no?
- Esos documentos que tienes te sirven perfectamente, ¿tienes aquí la moto?
- Sí, la tengo ahi fuera...
- Vamos a verla...
La mira unos 10 segundos y entra de nuevo en la oficina.
- Tiene matrícula de Rio de Janeiro, las placas de allí son de menor tamaño que las de aquí. En la Vistoría (especie de inspección ITV brasilera que todos los vehículos deben pasar para completar con éxito cualquier gestión en el Detran) te van a decir que la cambies por una standard de aquí, de Sta. Catarina. No hay problema, te la cambian en 10 minutos. Te puedo hacer toda la operación de transferencia por 375 R$...
- (pasando del blanco al rojo) Pero vamos a ver... eso es una pasta por hacer un papel, qué me estás contando... 375 R$ en concepto de qué??
- 125 de mis honorarios, 150 por hacer la vistoría y 100 por cambiar la placa.
- (del rojo al morado) ¿Tú te has creído que por ser extranjero soy imbécil? Aquí en Brasil me han timado tipos más listos que tú... la próxima vez te lo curras más txabalote...
- No, pero en el Detran te van a decir que...
- Hala venga... (lástima no saber ningún insulto ingenioso en portugués...).

Me dirigí al Detran, que como he mencionado estaba al lado, y cogí turno. Me tocó al de 10 minutos y me atendió una chica majísima. Yo a esas alturas ya no me fiaba ni de Cristo Bendito, así que a pesar de su simpatía había que actuar con un mínimo de recelo:
- Oye mira, soy extranjero, compré una moto en Río para viajar con ella por el continente y necesito la transferencia porque sino no voy a poder cruzar la frontera, etc... Tengo todos los documentos, originales y copias, si hace falta algo más por favor dímelo y me suicido hoy mismo...
- Jejeje, no hace falta... tienes todo lo necesario. No va a haber ningún problema Aritz. Te voy a sellar todo, sólo tienes que ir allí, pagar lo que cuesta hacer el vistoriado y cuando te lo hagan, recibirás tu documento oficial de transferencia en 5 días hábiles.
- Estoo... pero es que no puedo esperar tanto, me voy a Uruguay el jueves... (sudando como un gorrino).
- Ah, no te preocupes, voy a hablar con la supervisora para que te lo den después de la vistoría, aunque es muy tarde ya.... yo creo que tendrás que esperar a mañana, ya lo siento. De todas formas, cuando te hagan la vistoría de la moto aquí al lado, después vienes aquí y te confirmo, ¿vale Aritz?
- Si si si... mañana esta bien, gracias, voy a la vistoria...

Fui a la cola de la vistoría con la moto, cuando me tocó turno me vino el pensamiento de lo que me dijo el despachante por lo de la matrícula, me temí lo peor y empecé a sudar de nuevo y a consumir cigarrillos compulsivamente... Total, que me miran la moto y todo bien. Ni una puta palabra por la matrícula ni nada más. Todo de la ostia, ni un fallo en la Pretinha. Vuelvo donde la chica del Detran:
- Aritz, mañana al mediodía puedes venir a recoger la transferencia.
- ¿A las 12 está bien?
- Perfecto.
- ¿Sabes? Si no fuera porque veo que estás casada, te besaría ahora mismo...
- Jajajaja gracias, suerte Aritz, y buen viaje....

Conclusión: en Brasil hay un montón de establecimientos legales, llámalos despachantes, mecánicos, iglesias raras... cuyas actividades principales son la ESTAFA, el TIMO y el ENGAÑO, y tienen como principal objetivo sacar rentabilidad de la ignorancia del prójimo. 
Me diréis que eso no es nada nuevo, y tenéis razón: en Europa éstas actividades las llevan a cabo otro tipo de gente: políticos, banqueros, la iglesia oficial... La diferencia es que a éstos últimos somos todos nosotr@s quienes les concedemos el permiso para perpetrar sus fechorías...

Capítulo 61: A pelo.

10 de Noviembre 2013.
Florianópolis.

Hoy al ser domingo no ha sido posible empezar con los trámites de la transferencia de la moto, lo dejaré para mañana lunes. 
En lugar de eso he aceptado la invitación de mi compañera de cuarto en el hostel Green House, una italiana treintañera llamada Lorenza, para excursionar a una playa llamada "Praia da Rosa", según ella muy bonita y especial. Pues bien, me puse el bañador, agarré la toalla y salimos del hostel. Tomamos un bus que yo pensaba nos dejaría en algún punto costero de la isla cuando, para mi sorpresa, llegamos a la Estación Central de autobuses de Florianópolis, en plena ciudad.

- ¿Pero no íbamos a la playa? -pregunté a Lorenza en italiano.
- Sí, sí... pero hay que tomar otro autobús, que está un poco alejada.

La dejé hacer. Éstas excursiones improvisadas, sin saber uno exactamente dónde se dirige, es lo que tienen. Fuí tras ella a comprar el boleto y cuando me dicen el precio ya empiezo a flipar un poco: 38 R$!!!

- Pero Lorenza, ¿dónde está la playa esa?
- Está un poco al sur, en el continente, hay que ir hasta un pueblo llamado Garopaba, a unos 80 km...
- 80 km!!! Mejor hubiéramos ido en moto!!!

Ya que estaba allí compré el billete y me dije que al final merecería la pena el gasto. Pensé también que íbamos sin comida, pero seguramente habría algún lugar donde comer barato. Subimos al bus y dejé de pensar. Tras casi 3 horas para hacer esos 80 km, llegamos a Garopaba y todavía había que tomar otro colectivo para alcanzar la playa. Esperando éste bus conocimos una familia brasilera, de Curitiba, con los que congeniamos y nos invitaron a pasar el día con ellos, a lo que gustosos accedimos. Eran un matrimonio de unos 40 años con su hijo de alrededor de 10. Cuando llegamos al pueblito, buscamos el sendero hacia Praia da Rosa y dimos un lindo paseo por él, entre fincas particulares, floridos matorrales y muretes empedrados. Llegamos a la playa al fin y bajo mi punto de vista tampoco es que fuera tan tan tan especial. Lo único que muy cerca del mar había una laguna de aguas calmas y algún arenal por alguna de sus orillas, y por allí nos instalamos, ya que en plena playa pegaba mucho el viento. Nos dimos unos buenos baños en la laguna, cuya agua estaba muy óptima para tal menester. Lorenza se aventuró al mar, pero tuvo que regresar rápidamente por la gran resaca y oleaje que llevaba. La verdad es que, por mi experiencia, puedo decir que Brasil tiene infinidad de playas preciosas, pero realmente son muy pocas las que están adaptadas a un buen baño. Las que no están infestadas de tiburones arrastran muchísima corriente o, como en Río, el agua está bastante fría. Supongo que para los surfistas es casi el paraíso, pero para los nadadores...
Tras un rato chapoteando, el hambre nos acució a todos. Menos mal que estábamos con la familia aquella, porque ni Lorenza ni yo trajimos nada para comer, y por los alrededores no se veía ningún restaurante ni nada parecido, así que nos tuvimos que conformar con picotear algunas galletas y cacahuetes. 
El resto del tiempo allá lo pasamos encaramados a una torre de vigilancia costera que había en las inmediaciones, más que nada para resguardarnos del fuerte viento que pegaba. Cuando nos aburrimos, tomamos el camino de vuelta al autobús. Nos despedimos de la familia brasilera, unas personas tremendamente amables con los que pasamos unas gratas horas. El viaje de vuelta fue eterno; tardamos como 4 horas en llegar de vuelta a Floripa debido a unas tremendas retenciones y nos bajamos del bus ya de noche. Para más inri, el colectivo de vuelta al hostel estaba ya fuera de servicio y hubo que tomar otro que nos dejó algo alejados y tuvimos que regresar caminando por la carretera en total oscuridad. Yo estaba ya bastante mosqueado, debido al hambre atroz que arrastraba y la absoluta falta de previsión de Lorenza que, tal vez como mujer italiana acostumbrada a que la colmen de atenciones, pensó que el género masculino se encargaba intrínsecamente de ese tipo de cosas.
Para redondear una jornada a todas luces decepcionante, llamé al amigo de Marcelo que me iba a alojar a partir de mañana y me dijo que finalmente no podía. Necesito desesperadamente alguien que declare en el notario que me está alojando para poder realizar la transferencia de la moto, de lo contrario no podré salir de Brasil con ella...