jueves, 4 de febrero de 2016

Capítulo 76: No tan Buenos Aires.

4 de Diciembre 2013.
Buenos Aires.

Etapa 19: Colonia del Sacramento (Uruguay) - Buenos Aires (Argentina). 480 km.

Ayer martes lo pasamos Mark, Sanne y yo visitando el pueblo de Colonia del Sacramento, que es precioso pero tampoco para tanto la verdad, y poniéndo todo a punto para la jornada maratoniana de hoy. Nos confirmaron que cruzar el Río de la Plata en barco nos costaba unos 80 euros a cada uno, una barbaridad, así que optamos por la carretera y manta cruzando la frontera por Fray Bentos, 200 km al norte. Preparamos bien las motos; cambio de aceite incluído para la Pretinha y estudiamos bien la ruta a seguir. 
Hoy por la mañana tocaba madrugar bien, desayunar bien y estirarse bien. Hecho. Salimos. Camino a Fray Bentos, carreteras estrechas y vacías: bien. Un poco de diversión. Un almuercito en una gasolinera, repostaje y adelante, que la frontera está cerca. Llegamos a las garitas y preparamos todos los documentos. Yo me temía lo peor con el tema del seguro: en Brasil no me hicieron la Carta Verde y los primeros días en MVD tuve que buscarme la vida para conseguir que una aseguradora argentina me hiciera un seguro on-line, y mientras me preparan todos los papeles oficiales me mandaron por mail una Carta Verde provisional de Mercosur, sobre la cual tenía mis dudas sobre su autenticidad, pero todo el mundo ha tratado de tranquilizarme diciéndome que no hay ningún problema, que todos son así... Bueno, pues en la aduana ni me piden la dichosa hoja verde, ni me preguntan por ningún seguro de la moto. Peeeero.... (música de acojone total). El tío de la aduana uruguaya, con cara y voz de mala ostia, me dice que mi documento de propiedad de la moto no es válida porque yo no vivo realmente en Brasil. Cuando le voy a contestar que él no puede decir eso de un documento oficial, sellado, autentificado y confirmado por el único órgano competente para designarlo, que es el Detran brasileño; me interrumpe espetándome que eso a él no le importa y que si intento entrar de nuevo en Uruguay con la moto, me la inmovilizan por siempre jamás de los jamases.

- Bueno, tranquilo... le garantizo a Ud. que no volveré a Uruguay en ésta moto. Ahora bien, lo que yo quiero es entrar en Argentina, no en Uruguay, ¿me sella el papel de salida si es tan amable? Gracias.

Me dirigí a la ventanilla del funcionario argentino donde me esperaban Mark y Sanne, que les estaban sellando todo. Me miraron y vieron mi cara de póker...

- Qué, ¿todo bien?
- Ahora veremos...
- Pero qué te han dicho del papel de propied...
- Ssssshh... ahora veremos....

Yo ya me veía sin moto, durmiendo en alguna oficina en tierra de nadie, como Tom Hanks en La Terminal, pero vestido de motorista y un montón de mochilas a mi alrededor.
Pero, oh milagro, el funcionario argentino no puso pega ninguna a la entrada de la Pretinha en el país maradoniano. 
- Buen viaje ché....
Los minutos siguientes fueron de una tal euforia, que casi no me acuerdo bien. Sé que cruzamos un puente inmenso sobre el río Uruguay y yo iba al frente levantando el puño en señal de triunfo y lanzando "yíjas" al aire mientras Mark me filmaba con la cámara de su casco...
Paramos a comer unos 25 km más adelante ya en territorio argentino, en Gualeguaychú, en un parque precioso al lado de un río, y les conté toda la movida anterior mientras reponíamos fuerzas para lo que venía: 200 km de recta sin nada atractivo para la vista, y los 70 finales de entrada en Buenos Aires. 
El primer tramo lo hicimos a machete, Mark tirando y Sanne y yo siguiendo el ritmo. Había ratos que el aburrimiento provocaba más de un bostezo de sopor.... La emoción llegó cuando se divisó a lo lejos otro puente gigantesco, sobre el no menos impresionante caudal del río Paraná, que estaba ya en su desembocadura. Tal es el tamaño de su delta, que pasamos otro puente de similares dimensiones unos 20 km más adelante sobre otro de los brazos fluviales de dicho delta.
Seguidamente a eso, empieza la fiesta: la autovía de 2 carriles pasa a ser de 3, y más adelante de 4, y un poco más adelante de 5.... Estamos en Buenos Aires, una mastodóntica ciudad de 13 millones de habitantes sólo en el centro. El área metropolitana incluída son unos 20 y pico millones. Un poco menos que Sao Paulo, pero BA es más extensa en superficie.
Llegados a éste punto, debía separarme de mis ya amigos para siempre Mark y Sanne, pero con el compromiso de estar en contacto por Facebook para, si todo va bien aquí, dentro de 4 días poner de nuevo juntos rumbo a Bahía Blanca, desde donde ellos se dirigirán a Ushuaia y yo a Bariloche, en la Patagonia.
Me dirigí ya sólo por el centro de Buenos Aires al hostel que tenía apuntado y llegué sin problema ninguno. Pregunto por un cuarto comunitario para dormir y me dicen que está todo ocupado. Vaya, qué contrariedad. Es la primera vez que me pasa en todo el viaje desde Brasil hasta aquí. Bueno, da igual, tengo tiempo, son sólo las 6 y media de la tarde y quedan 2 horas y media de luz.... Me dirijo a otro cerca tras previa indicación del chico del anterior hostel. También ocupado. Ostia qué raro... 2 hostels ocupados el mismo día... las puertas cerradas a cal y canto... me atienden tras una reja... no pone nada indicando la presencia del hostel.... Bueno, vamos al siguiente varias cuadrás más allá. 

- Es que no está el encargado...
- Pero, y tú?
- Yo me hospedo aquí...
- Bueno, pero podrías abrirme para meter el equipaje y ya haré el papeleo con el encargado cuando venga...
- No puedo, es que le tienes que llamar por teléfono antes...

Algo huele mal en Dinamarca...

Ya de noche, recorriendo en moto el centro de Buenos Aires, que es la mayor locura de tráfico que he visto y vivido en mi vida (sí, mayor locura todavía que en Río de Janeiro), visité en total 7 u 8 hostels y en todos no había sitio o ponían alguna otra excusa. Voy a relatar al detalle lo ocurrido con el último:

- Hola tío, es ésto un hostel ¿no? ¿sabes si hay alguna cama disponible?
- Ah hola, sí, he visto alguna vacía pero yo me hospedo aquí, espera que llamo a la encargada...
- Hola buenas noches, quería una cama para dormir...
- Ayyyy... pues es que no tenemos libres... Pero hay otro hostel en....
- No me digas eso, que hoy me he metido 500 km en moto y vengo desde Belgrano preguntando en hostels y todos me dicen lo mismo, me indican otro mas allá, el cuál me dice exactamente lo mismo que tú ahora...
- Pues ya lo siento pero...
- A ver... ¿es que tengo mala cara o algo? Mira, me quito el pañuelo de la cabeza, ¿ahora parezco menos delincuente? Por favor, sólo quiero dormir, me da igual que no tengáis camas, me basta un colchón... qué ostias, me basta un cacho de suelo porque ya tengo un colchón inflable... Te juro que como me digas que no me pongo a llorar aquí mismo en la calle porque ya no sé que hacer....
(5 segundos eternos de incertidumbre después)
- Bueeeno, voy a mirar a ver si han cancelado alguna reserva...

Y, por alguna casualidad que prefiero ignorar para no hacerme mala sangre, había una cancelación en un cuarto compartido....

Os saludo desde Buenos Aires, capital de la Argentina. Espero que lo hayáis disfrutado. Yo lo he sufrido... pero mañana sonreiré al recordarlo.



Un descanso para comer en Gualeguaychú, nada más entrar en Argentina.

Puente Internacional Libertador General San Martín, sobre el río Uruguay. La otra orilla es ya suelo argentino.

Otra vista del espectacular puente.





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