lunes, 10 de marzo de 2014

Capítulo 5: CPF y a Porto Galinhas.

10 de Septiembre 2013.
21:00. Porto Galinhas.
21º

Ayer día 9 fué un poco día de transición. Nos dedicamos a realizar las gestiones necesarias para la concesión del documento CPF, necesario a todas luces para la compra de las motocicletas aquí en Brasil. Fue un sencillo aunque un poco exhasperante trámite, porque hay que coger turno y esperar: primero en la oficina de correos donde se realiza el pago de la tasa correspondiente a la gestión, y luego en la Receita Federal, donde se lleva el recibo del pago y te entrevistan para finalmente hacer entrega del dichoso número en una hoja fotocopiada, pero oficial al fin y al cabo. Si lo quieres ya plastificar es cosa tuya, dicen...
Seguidamente regresamos al hostel para recoger las mochilas y despedirnos de Magda. Tomamos el autobús en la estación Rodoviaria de Recife para irnos 60 km más al sur, a Porto Galinhas. El trayecto fue normal, si bien para salir de la ciudad nos llevó bastante tiempo, pero el aire acondicionado a tope era muy molesto, así que me propuse solucionar el tema introduciendo mi gorra verde en el orificio por donde salía, para taponarlo. Fue una buena idea porque funcionó bien... salvo el pequeño detalle de que me olvidé de sacarla al llegar al destino y allí se quedó mi pobre gorrita. Ya de noche -recordad que oscurece muy temprano- buscamos el hostel más barato y allí que nos alojamos.
Hoy me desperté temprano. No sé todavía si será por el jet-lag o por la hora en la que oscurece, pero me estoy despertando siempre antes de las 07:00. A las 09:00 estaba ya recorriendo la Praia de Maracaipe, sólo, ya que mi compañero Suso al parecer no entiende de jetslags ni nada por el estilo y se queda siempre durmiendo como un ceporro. La playa de Maracaipe es una preciosidad, con arena hiperfina y aguas azul-verdosas fuertemente guarnecida por palmeras cocoteras. Lástima que el tiempo fuera algo inclemente, porque el baño prometía ser antológico. Regresé al centro de Porto Galinhas, que resultó ser el típico núcleo turístico "a lo Benidorm", con comercios de ropa exclusiva y de marcas punteras del ámbito surfero, así como cafeterías, restaurantes, hoteles, bancos y demás parafernalia; todo un contraste con la zona donde está situado el hostel, alejado un poco del centro txatxi-piruli.
Por la tarde, ya después de comer, se me unió por fin Suso y recorrimos la playa hacia el norte, donde no había estado a la mañana. Al volver del paseo ocurrió algo que podría reportarme algún quebradero de cabeza: mis tarjetas de Caja Laboral no funcionaban en los cajeros automáticos. De momento tengo bastante en efectivo, pero ya estoy intentando resolver el entuerto. Espero que en días posteriores dé con una solución satisfactoria.






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