miércoles, 9 de abril de 2014

Capítulo 19: Ciudad dormitorio.

24 de Septiembre 2013.
22:00. Ubaitaba.
24º.

Escogimos Itacaré como nuestro siguiente destino. Marcelo, un amigo brasileño que conocí en Londres en el 2003 y con quien sigo en contacto, me lo recomendó por sus playas paradisíacas rodeadas de selva tropical, un reciente descubrimiento para la industria del turismo que había que aprovechar antes de la posible masificación.
Nos levantamos temprano a pesar de la juerga de la madrugada, y tras despedirnos efusivamente de Washington, Toby y Pavel, Seyi nos acompañó a la parada del bus que nos llevaría a la Terminal Rodoviaria de Salvador. Me fundí en un gran abrazo con mi gran amigo y le dije que nunca le olvidaría. Realmente me ha aportado mucho conocer a éste tipo. Me parece un hombre en paz y armonía, y eso me causa mucha admiración.
Ya en la terminal, nos dijeron que no había buses directos a Itacaré hasta la mañana siguiente. Estaba la opción de tomar el que iba a Itabuna y bajarse en Ubaitaba, y de allí tomar otro bus a Itacaré, pero nos informaron que hoy no había transporte desde Ubaitaba hacia la localidad costera. Decidimos jugárnosla y tomar ése bus con la esperanza de encontrar un medio de llegar desde Ubaitaba. Tras 7 horas y pico para recorrer unos 300 km, llegamos y nos confirmaron que no había servicio a Itacaré, y pillar un taxi salía cerca de 200 R$, una locura, así que decidimos pernoctar en esa localidad de paso por 20 R$ cada uno, previo regateo, en una habitación doble, que es desde donde escribo ahora.

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